Ross A Taylor nació en 1955 en Inglaterra. Es soltero y vive en Inglaterra aproximadamente unos 5 meses al año. Tiene un título en Física de la Universidad de York (1973-1976), seguido por tres años de estudios de postgrado en combustión de petróleo combustible pesado. Trabaja como ingeniero de software y de procesos en la industria del cemento, viajando por el mundo 7 meses al año. Ha trabajado en 20 países. La mayor parte del comentario sobre Apocalipsis fue escrito cuando estaba en el exterior, especialmente en Corea del Sur. Como resultado de su trabajo, visitó la India y coleccionó pinturas en miniatura indias y comenzó a apoyar una escuela bíblica en ese país. Se convirtió bajo el ministerio de David Watson, en 1973, mientras estaba en la universidad., y es de orientación básicamente carismática (grupos caseros) aunque más conservador teológicamente. Entre sus pasatiempos e intereses se encuentran: Internet, la Biblia, temas cristianos actuales (creación, ex homosexuales), fotografía (vea sus fotografías de viajes a Bali y EE.UU.) y cálculos actuariales. Tiene una excelente colección de sellos victorianos.
Para muchos, al leer el Apocalipsis por primera vez, especialmente como un cristiano nuevo, parece un libro fantástico, pero a medida que uno crece en la comprensión de la Biblia, más de él se vuelve reconocible y familiar. La razón por la que nos parece fantástico es debido al estilo apocalíptico en el que fue escrito. Este estilo sería conocido para los lectores del primer siglo pero no es un estilo que conocemos nosotros y, por lo tanto, es una barrera para nuestra comprensión del mensaje del libro. El objetivo de este corto comentario es rellenar algunos huecos más de nuestra comprensión y mostrar cómo tanto las escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, y el mismo Apocalipsis, proveen muchas de las claves para la interpretación del libro de Apocalipsis. Se puede ganar mucha comprensión estudiando solamente muchas de las referencias cruzadas dentro de Apocalipsis y en particular los contrastes dentro de él. Está enraizado particularmente en el simbolismo del Antiguo Testamento pero un estudio detallado revela una perspectiva neo-testamentaria en una cantidad de aspectos sorprendente del libro. También contiene una unidad suprema propia, pero su unidad con el resto de la palabra de Dios lo convierten en una mina de oro. El mejor comentario del Apocalipsis son las Escrituras mismas y, por lo tanto, he mantenido los comentarios al mínimo, ya que estos podrían sólo enturbiar el agua. He tratado de contestar la pregunta, "qué significa todo" pero, sin embargo, sólo es posible proveer respuestas para algunas de estas preguntas. No pretendo entender el libro completamente, pero algunas percepciones deberían ser de utilidad.
El Apocalipsis es un libro frecuentemente dejado de lado, en parte porque su simbolismo lo hace oscuro. Por lo tanto, no puede ser leído ligeramente, pero con diligencia entregará sus tesoros a aquellos que los buscan. Otra razón por la cual no se predica sobre él es la advertencia en 22:18-19 acerca de agregar o quitar algo de las palabras de la profecía. Sin embargo, las bendiciones de 1:3 y 22:7 también significan que debe ser leído, escuchado y entendido.
¿Por qué deberíamos estudiar el Apocalipsis?
El Apocalipsis fue escrito para mostrarles a los siervos de Dios lo que sucedería pronto. Es decir, es una profecía referida al futuro cercano (1:1, 1:3, 1:19, 4:1, 22:6, 22:10) y también al futuro lejano, porque nos muestra el final de los enemigos de Dios. Las palabras de la profecía estaban destinadas originalmente a ser leídas en voz alta. Uno debería suponer que cualquiera con la madurez de la vida cristiana y un buen conocimiento tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento, como ser un anciano, podría entender el libro cuando fue escrito. Hay una bendición para la persona que lee en voz alta el libro a la asamblea, así como para aquellos que escuchan y guardan lo que está escrito en él porque el tiempo para que aquellas cosas escritas en él se cumplan está cerca. El libro muestra la tribulación para los santos en la forma de persecución y tribulación para el mundo en la forma de guerras, hambre, ataque demoníaco, engaños, desastres y plagas de Dios advirtiendo a la humanidad que se arrepienta. Sin duda el Señor tenía en mente un período de persecución bajo el Imperio Romano que duraría hasta Constantino en 314 d.C. cuando le dio esta profecía a Juan, pero Él también tenían en mente todos los períodos de persecución que habría hasta el tiempo de Su retorno. Este es el último libro en la Biblia y por lo tanto es Su última palabra a Su pueblo, advirtiéndonos que seamos fieles hasta el fin cuando Él vuelva en gloria con sus santos ángeles y haga entrar el reino y el reinado eterno de Dios. Este libro tiene la intención de fortalecer nuestra fe hasta que Él vuelva.
Este libro dice ser un apocalipsis (1:1), una profecía (1:3), una epístola (1:4,11; 22:21) y una visión (9:17). Está escrito en parte en el estilo de la literatura judía apocalíptica de ese tiempo (200 a.C. hasta 100 d.C.), y hay también un cuerpo importante de escritos cristiano tempranos que caen en este género (Talbert). Otros ejemplos de este estilo de escritura en la Biblia incluyen partes de Daniel y Zacarías. El equivalente moderno más cercano es la historieta política. Que el Apocalipsis cae dentro del género apocalíptico es una de las claves de su interpretación. Mounce señala que "un papel importante de los apocalipsis era explicar por qué los justos sufrían y por qué el reino de Dios se demoraba". Esto podemos verlo claramente en Apocalipsis, que es de ayuda en ambos puntos. Este tipo de literatura era escrito bajo el seudónimo de alguna persona importante del pasado tal como Moisés o Enoc. En este sentido Apocalipsis es distinto, ya que fue escrito bajo el nombre de Juan, que era un nombre común en ese tiempo. Los apocalipsis suelen ser revelados por un ser celestial, como ser un ángel. Éste es el caso de Apocalipsis. Sin embargo, declara explícitamente que Dios es el autor, pero está mediado por Jesucristo y su ángel. El mensaje de los apocalipsis es expresado usando un simbolismo vívido y describe las luchas entre el bien y el mal en la historia del mundo, en el pasado y en el futuro. Describe al hombre como impotente para vencer al mal. Finalmente Dios intervendrá en forma cataclísmica para destruir los poderes del mal. Esto puede estar asociado con la venida del Mesías y la inauguración del reino de Dios (xxxx). Este idioma apocalíptico sería un estilo conocido para la audiencia de Juan, pero para nosotros nos parece extraño. Ladd comenta que el libro está lleno de alusiones a los escrito proféticos del Antiguo Testamento pero que no hay una alusión similar probada a ninguno de los escritos apocalípticos judíos conocidos. Swete, citando a otra fuente, dice que de los 404 versículos del Apocalipsis hay 278 que contienen referencias a las Escrituras judías y luego da una lista extensa de unas 300 referencias del Antiguo Testamento. Una diferencia entre el Apocalipsis y la literatura apocalíptica judía de ese tiempo debería ser destacada: aunque Juan era judío, también era cristiano, y como tal su mensaje está centrado en Cristo.
La razón para el estilo apocalíptico es probablemente para hacerlo lo suficientemente vívido para aquellos que están pasando por persecución que es quienes está dirigido principalmente. Aquellos bajo persecución podrían no recordar tan fácilmente la teología de las epístolas de Pablo, pero el simbolismo vívido de Apocalipsis podría ser recordado fácilmente (Goldsworthy). El uso de imágenes simbólicas también lo hace significativo para todas las generaciones porque no ata los símbolos a ningún evento específico de la historia de la iglesia. Obviamente el simbolismo de la bestia puede mostrarse que se relaciona frecuentemente con el Imperio Romano (como en la interpretación preterista) pero no está atado sólo al Imperio Romano sino a las tiranías a través de los siglos que persiguen a la iglesia, culminando en el anticristo. También significa que no podemos usar el Apocalipsis para predecir el momento exacto de la segunda venida de Cristo. El objetivo de Apocalipsis es ayudar a preparar al pueblo de Dios para la segunda venida y el tiempo difícil que la precede.
El libro es de un estilo apocalíptico y por lo tanto debe ser interpretado simbólicamente y no literalmente. Tomar un enfoque completamente literal pronto produce dificultades, por ejemplo, cuando tratamos de deducir quiénes son los ocho reyes de Ap. 17:11, o el significado del número de la bestia, 666, o la Nueva Jerusalén, que es un cubo de 12.000 estadios de lado. Por admisión propia es simbólico; Jesús mismo explica el simbolismo de las siete estrellas y los siete candelabros de oro (1:20) y, por lo tanto, nos da a los cristianos al final del segundo milenio una llave para su interpretación.
Ap. 1:20 El misterio e las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.
Sin embargo, como profecía es una predicción del futuro tanto como una palabra de parte de Dios. Como epístola, Juan enfatiza el arrepentimiento y la santidad de parte de los santos. Apunta a alentar a los santos a que soporten la persecución y a no transigir con los patrones del mundo, y al hacerlo muestra las recompensas de aquellos que vencen y obedecen las palabras de este libro, y el castigo de los cobardes.
Le debemos al libro de Apocalipsis un caleidoscopio de descripciones y visiones de Jesús en su gloria celestial. Por ejemplo, la visión de alguien "semejante al Hijo del Hombre" (1:13-16), el Cordero como si hubiera sido inmolado (5:6 ff.), el Cordero como el pastor que conduce a su pueblo a fuentes de aguas de vida (7:17), el Cordero de pie sobre el monte de Sion con los 144.000 (14:1), el jinete sobre el caballo blanco como Rey de Reyes y Señor de Señores (19:11 ff.) y el Cordero como lumbrera de la Nueva Jerusalén. También le debemos a Apocalipsis una gran cantidad de nombres de Jesús: el testigo fiel, el primogénito de los muertos, el soberano de los reyes de la tierra, el Primero y el Último, el que vive, el Amén, el soberano de la creación de Dios, el Cordero, el Fiel y Verdadero, la Palabra de Dios, Rey de reyes y Señor de señores, el Alfa y el Omega, la Raíz y Simiente de David, la Estrella Brillante de la Mañana. Nos da también muchos ejemplos de himnos de alabanza y adoración que han inspirado a compositores de himnos a través de los siglos.
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