Rick Rood es el ex director de publicaciones de Probe Ministries y ahora trabaja como capellán de hospital. Se graduó de Seattle Pacific University (B. A. History) y Dallas Theological Seminary (Th. M.). Ha realizado estudios de Ph.D. en teología en D.T.S. y ha servido como pastor, ha sido un instructor de seminario y ha trabajado por varios años en un ministerio para estudiantes internacionales. Rick y su esposa Polly son padres de dos adolescentes.
Si bien el hinduismo puede parecer muy alejado de nuestra experiencia cotidiana, se ha vuelto cada vez más importante que nosotros, como cristianos, entendamos esta religión misteriosa de la India. Esto es así aunque más no sea porque el hinduismo reclama para sí 1/6 de la población mundial, con más de 750 millones de seguidores en todo el mundo. Pero es importante también porque su influencia está siendo sentida más y más en nuestro propio país.
La mayoría de nosotros ha tenido alguna exposición a lo que ha llegado a conocerse como el movimiento de la Nueva Era. Si es así, probablemente nos hemos dado cuenta que el hinduismo es la fuente de gran parte del pensamiento de la Nueva Era. La mayoría de nosotros probablemente es consciente también de que un número creciente de indios asiáticos está viviendo en los Estados Unidos. Tal vez nos sorprenda saber, de hecho, que hay aproximadamente unos 200 templos hindúes en los Estados Unidos. Muchos creen que, debido a su naturaleza ecléctica, el hinduismo tiene el potencial para servir como un vehículo importante para unir a gran parte del mundo religioso no cristiano.
El atractivo del hinduismo para la cultura occidental no es difícil de entender. Ante todo, el hinduismo se siente cómodo con el pensamiento evolucionista. Así como la ciencia moderna hace énfasis en nuestra evolución física, el hinduismo enfatiza nuestra evolución espiritual. Así como gran parte de la psicología moderna hace énfasis en la bondad básica y el potencial ilimitado de la naturaleza humana, el hinduismo enfatiza la divinidad esencial del hombre. Así como la filosofía moderna hace énfasis en la relatividad de todas las aseveraciones de verdad, el hinduismo tolera muchas creencias religiosas aparentemente contradictorias. Como religión que hace énfasis en la primacía de lo espiritual sobre la realidad material, el hinduismo apela a muchos que están desilusionados con las ocupaciones estrictamente materiales.
La palabra "hindú" es de origen persa, y significa simplemente "indio." La palabra probablemente fue usada por primera vez en su sentido moderno por los invasores musulmanes de la India, alrededor de 1200 d.C., para distinguir la religión de los indios de la suya. Si bien hay algunas creencias centrales comunes a prácticamente todos los hindúes, realmente no hay ninguna "ortodoxia hindú" - ningún dogma concreto que deben creer todos los hindúes. En realidad, es una familia de creencias y prácticas que se han ido desarrollando en forma gradual.
El hinduismo tiene sus raíces en la interrelación de dos sistemas religiosos básicos: el de la civilización antigua que residía en el valle de río Indus desde el tercer milenio a.C. y las creencias religiosas traídas a la India por el pueblo ario (posiblemente de la región báltica) que comenzó a infiltrar el valle del Indus algún tiempo después del año 2000 a.C.
La religión de los arios está descrita en los escritos de los "hombres santos" contenidos en los Vedas (que significan "conocimiento" o "sabiduría"). Los Vedas son cuatro colecciones de escritos compuestos entre 1500 y 500 a.C. que forman la base de las creencias hindúes y que revelan un desarrollo gradual de ideas religiosas. Las secciones más tardías de los Vedas son conocidas como los Upanishads. Estos escritos védicos son considerados como inspirados. Los escritos hindúes posteriores, incluyendo el renombrado Bhagavad Gita, son de una autoridad inferior, pero ampliamente populares.
Una comprensión de las creencias hindúes acerca de Dios es importante, aun cuando no conozcamos a ningún hindú o ninguna persona de la India, porque todos estamos en contacto con el movimiento de la Nueva Era, y ésta toma sus ideas acerca de Dios del hinduismo. ¿Qué creen, entonces, los hindúes acerca de Dios?
Las antiguas porciones de las escrituras hindúes, conocidas como los Vedas, describen una cantidad de deidades que, en su mayor parte, son personificaciones de fenómenos naturales, como las tormentas y el fuego. Las oraciones y los sacrificios son ofrecidos a estos dioses. Un amplio sistema de rituales y sacrificios sacerdotales fue desarrollado con el tiempo y sirvió como medio de obtener la bendición de estos dioses.
Las porciones posteriores de los Vedas, llamadas Upanishads, reflejan un desarrollo significativo en el concepto de lo divino del hinduismo. Muchos de los Upanishads, en vez de hablar de una multitud de dioses, se refieren a una realidad última más allá de nuestra comprensión, llamada Brahman. Si bien Brahman es impersonal en su naturaleza, a veces es referido en términos personales con el nombre de Isvara.
Junto con esta idea de una única realidad divina, los Upanishads también enseñan que en el núcleo de nuestro ser (referido como "Atman") somos idénticos a esta realidad última.
Un dicho popular en el hinduismo es "¡Atman es Brahman!" De hecho, ¡todas las cosas vivas son Brahman en su núcleo más interior! Además, en reemplazo del sacrificio ritual, el conocimiento intuitivo de la unidad de todas las cosas llegó a ser convalidado como la forma de hacer contacto con la realidad divina. También se encuentra en los Upanishads la enseñanza de que el mundo material (incluyendo nuestras personalidades conscientes) es algo menos que plenamente real. La palabra "maya" es usada para designar el poder mediante el cual Dios, o la realidad última, trajo a la existencia este mundo algo menos que real.
Si bien esta filosofía monista y panteísta brindaba una comprensión intelectualmente comprensiva de la realidad divina para los hindúes, carecía de un fuerte atractivo para el corazón. Como resultado, justo antes del amanecer de la era cristiana ocurrió una gran transformación en el hinduismo, alentada particularmente por la escritura del Bhagavad Gita, el "Nuevo Testamento" del hinduismo. El Gita describe las hazañas del dios Krishna y enfatiza la importancia de la devoción personal a un dios como la esencia de la verdadera religión, más que el conocimiento intuitivo de la unidad de todas las cosas.
Desde este tiempo en adelante, estas dos corrientes principales del pensamiento y la práctica hindú crecieron y se desarrollaron-la corriente más intelectual y filosófica que enfatizaba la unidad de todas las cosas, y la corriente que enfatizaba la devoción personal a un dios. La última corriente ha predominado entre la gente común de la India hasta el día de hoy. El principal dios entre los que se son venerados de esta forma es Brahma (el creador), Visnú (el preservador) y Siva (el destructor). En la India hay muchos templos dedicados a Siva (o a una de sus "esposas," como Kali), o a Visnú (o a una de sus diez encarnaciones, conocidas como avatares). ¡En conjunto, a menudo se dice que el hinduismo afirma tener 330 millones de dioses y diosas!
Uno podría preguntarse cómo tal multitud de creencias acerca de lo divino podría llegar a coexistir en una religión. Pero coexisten. Hay, sin embargo, un reconocimiento extendido de que ninguno de los dioses personales del hinduismo es exclusivo o único en ninguna forma. Son todos simplemente diferentes formas de concebir la única realidad detrás de todas las cosas-Brahman.
A continuación debemos dirigir nuestra atención hacia dos creencias centrales de los hindúes: (a) lo que creen acerca de la fuente del mal y el sufrimiento y (b) lo que creen acerca de la vida después de la muerte.
La primera de estas creencias centrales es la doctrina del karma. La palabra karma significa "acción." Pero el concepto religioso tiene que ver más con los resultados o consecuencias de las acciones. La doctrina del karma dice que cada pensamiento o acción da como resultado ciertas consecuencias que nacen del pensador o actor. Si una persona miente o roba, se verá perjudicado de alguna forma en el futuro. Los hindúes creen que todo sufrimiento se debe a las propias acciones del pasado, en esta vida o en una vida previa. Algunos creen que el karma implica un estricto determinismo o fatalismo (que uno simplemente debe resignarse a vivir su karma). La mayoría, sin embargo, cree que, si bien nuestro presente está determinado por nuestro pasado, no obstante podemos influir en nuestro futuro conduciéndonos en una forma correcta en el presente.
Algunos han asemejado la doctrina del karma a la afirmación de Gálatas 6:7 que "todo lo que el hombre sembrare, eso también segará." Ciertamente es una enseñanza bíblica que nuestras acciones tienen consecuencias-para bien o para mal. Pero esto no es lo mismo que creer que cada experiencia en la vida es consecuencia de las propias acciones del pasado. Ésta no es, definitivamente, una idea bíblica.
La segunda creencia central del hinduismo es la doctrina de la reencarnación, o de la transmigración de las almas, llamada samsara. Dado que es imposible que todo el karma de una persona sea experimentado en una vida, las escrituras hindúes afirman que después de la muerte las almas individuales "renacen" en este mundo en otro cuerpo-humano o no. El tipo de renacimiento de una persona está determinado por el karma resultante de acciones pasadas.
Estrechamente asociada con la doctrina de la reencarnación está la del ahimsa o de no dañar las cosas vivas. Éste es un valor moral central del hinduismo, la protección de toda vida (que es, en última instancia, divina), y es la principal razón por la que algunos hindúes son vegetarianos.
También está asociado con la reencarnación el sistema de castas. Según la enseñanza hindú, hay cuatro castas o clases sociales básicas (y miles de subgrupos dentro de las castas). Cada una tiene sus propias reglas y obligaciones relacionadas prácticamente con cada una de las facetas de la vida. Arriba de todo están los Brahmanes o sacerdotes. Segundos en jerarquía son los Kshatriyas o guerreros y los gobernantes. Terceros son los Vaisyas o comerciantes y los agricultores. Debajo de estos están los Shudras o la clase trabajadora. La salvación es posible sólo para las tres castas superiores, las que son llamadas "nacidas dos veces." Fuera del sistema de castas están los intocables o parias. Aunque este sistema fue proscrito a fines de la década de 1940, muchos en el campo todavía son considerados parias.
La casta de una persona está determinada al nacer por su propio karma personal. Los intentos, por lo tanto, de lograr un cambio social o de mejorar la posición social propia parecería ir en contra de la ley del karma y el sistema de castas.
No es extraño que el principal objetivo del hindú es experimentar la liberación de este ciclo de muerte y renacimiento causado por el karma. Los hindúes llaman a esta liberación moksha.
¿Por qué practican el yoga los de la Nueva Era? ¿Por qué están tan dedicados a la meditación? ¡Puede ser una sorpresa saber que estas prácticas son centrales en la búsqueda hindú de la salvación!
Notamos anteriormente que el principal objetivo en el hinduismo es lograr la liberación del ciclo de reencarnación causado por el karma-la consecuencia de las acciones pasadas, ¡en esta vida o en vidas anteriores! Ahora queremos ver las principales formas en las que los seguidores del hinduismo buscan lograr esta salvación-la liberación de la existencia terrenal.
Antes de tratar las tres principales formas de salvación en el hinduismo, debemos mencionar las cuatro metas de vida permisibles para los hindúes. El hinduismo reconoce que en el curso de las muchas vidas las personas pueden dedicarse legítimamente a cualquiera de estas metas. La primera meta es la del placer o disfrute, particularmente a través del amor y del deseo sexual. Esto se llama kama. La segunda meta legítima en la vida es la riqueza y el éxito. Esto se llama artha. La tercera meta es el deber moral o dharma. Aquél que se entrega al dharma renuncia al placer y al poder personal, buscando el bien común. La meta final de la vida, sin embargo, es el moksha-la liberación del ciclo de vidas en este mundo material, y la entrada al Nirvana.
Los hindúes reconocen tres caminos posibles para llegar al moksha o salvación. El primero es el camino de las obras, o karma yoga. Éste es un camino muy popular de salvación y pone énfasis en la idea de que la liberación puede ser lograda cumpliendo con los deberes propios y familiares y, de esta forma, vencer el peso del karma malo que uno ha acumulado. El Código de Manú detalla muchas de estas reglas. La más importante entre estas reglas son ciertos ritos que son cumplidos en distintas etapas de la vida.
El segundo camino de salvación es el camino del conocimiento, o jnana yoga. La premisa básica del camino del conocimiento es que la causa de nuestra esclavitud al ciclo de renacimientos en este mundo es la ignorancia, o avidya. Según el punto de vista predominante entre los que están consagrados a este camino, nuestra ignorancia consiste en la creencia errónea de que somos seres individuales y no unos con la realidad divina última, llamada Brahman. Es esta ignorancia que hace surgir nuestras malas acciones que dan como resultado un karma malo. La salvación se logra al obtener un estado de conciencia en el que nos damos cuenta de nuestra identidad con Brahman. Esto se logra mediante la meditación profunda, a menudo como parte de la disciplina del yoga.
El tercer y último camino de salvación es el camino de la devoción o bhakti yoga. Este es el camino más elegido por la gente común de la India; satisface el deseo de un acercamiento más emocional y personal a la religión. Es el auto-renunciamiento ante uno de los muchos dioses y diosas personales del hinduismo. Este tipo de devoción es expresado mediante acciones de adoración, puja, en el templo, en el hogar, mediante la participación en los muchos festivales en honor a este tipo de dioses, y mediante peregrinaciones a alguno de los numerosos lugares sagrados en la India. En el camino de la devoción el foco está en obtener la misericordia y la ayuda de un dios para lograr la liberación del ciclo de reencarnación. Algunos hindúes conciben la salvación última como la absorción dentro de la única realidad divina, con una pérdida completa de la existencia individual. Otros la conciben como una existencia celestial en adoración al Dios personal.
El editor del periódico Hinduism Today (El Hinduismo Hoy) dijo, no hace mucho, que "un pequeño ejército de misioneros de yoga" ha sido entrenado para "arremeter contra el mundo occidental." Y, en sus propias palabras, "puede que no se llamen hindúes, pero los hindúes saben de dónde vino el yoga y a dónde va."
¿Cuál debería ser la perspectiva cristiana adecuada ante esta religión del este que está teniendo un impacto tan grande en el oeste? De entrada debemos decir que como cristianos estamos de acuerdo con los hindúes en un par de puntos. Los hindúes están en lo correcto en su reconocimiento de que todo no está bien con el mundo y la existencia humana dentro del mundo. Están en lo correcto también al sugerir que el remedio último para el dilema humano es espiritual en su naturaleza. Más allá de estos dos puntos, sin embargo, hay poco terreno en común entre el hinduismo y el cristianismo. Notemos sólo unas pocas de las áreas de divergencia más importantes.
Primero, el hinduismo carece de alguna comprensión de que Dios creó este mundo con un propósito bueno. Es común que los hindúes hablen de Dios como trayendo el universo a la existencia simplemente como un ejercicio "juguetón" de Su poder. También falta el concepto de Dios como infinitamente santo y justo y como Aquél ante quien nosotros, como Sus criaturas, somos responsables por la forma en que conducimos nuestras vidas.
La segunda área principal de contraste entre el hinduismo y el cristianismo es el concepto de la naturaleza humana y la fuente de nuestro distanciamiento de Dios. Según la enseñanza hindú, el hombre es divino en el núcleo de su ser. ¡Él es uno con Dios! El problema es que el hombre desconoce este hecho. Está engañado por concentrarse en este mundo temporal y material, y su desconocimiento provoca acciones que resultan en un karma malo y nos aprisiona en el ciclo de reencarnación.
Según la enseñanza bíblica, sin embargo, la fuente de nuestra alienación de Dios (y en última instancia de todo lo que es imperfecto en este mundo), no es el desconocimiento de nuestra divinidad sino nuestra rebelión pecaminosa contra Dios y Su propósito para nuestras vidas.
Esto conduce al tercer y último punto de contraste-el camino de salvación. Según la mayor parte de la enseñanza hindú, la salvación del ciclo de reencarnación es lograda por medio de nuestros propios esfuerzos-sea a través de buenas obras, la meditación o la devoción a una deidad. Según la Biblia, sin embargo, nuestra necesidad espiritual es de liberación del juicio de Dios sobre nuestro pecado y de restauración a una vida bajo Su dirección y cuidado. Esta salvación puede ser provista sólo mediante la acción graciosa e inmerecida de Dios en beneficio nuestro.
Es cierto que en algunos grupos hindúes hay un énfasis similar en la gracia de Dios (probablemente como resultado de una influencia cristiana pasada). Pero, aun ahí hay una distinción principal. La enseñanza hindú sobre la gracia no ve ninguna necesidad de expiación por el pecado, sino que simplemente ofrece perdón sin ninguna satisfacción del juicio sobre el pecado requerido por un Dios santo.
En contraste, el evangelio cristiano es éste: Dios el Hijo se hizo hombre, murió una muerte sacrificial sobre la cruz, haciendo posible un verdadero perdón de los pecados verdaderos contra el Dios verdadero para aquellos que depositan una confianza completa en Cristo. ¡Todos los que hacen esto pueden experimentar el perdón verdadero, conocerlo a Dios y Su propósito para sus vidas, y tener la seguridad de la vida eterna con Él!
Traducción: Alejandro Field
© Copyright 1994 Rick Rood